¿ÉRAMOS FELICES Y NO LO SABÍAMOS, O….?
Son muchas las aguas –por decir lo menos-
que han corrido en estos recientes años. Para la gran mayoría, cambios traumáticos en todo
el acontecer humano. Pero, ¿por qué está pasando? ¿hasta cuándo? Muchos dicen “los venezolanos no nos
merecemos esto”. Si hacemos una resumida retrospectiva –objetiva, claro
está- sin profundizar tanto, vemos que
transcurrieron al menos 30 años en los que nuestra actitud no fue otra que el
facilismo y el relajo; con frecuencia no faltaban la envidia y el egoísmo; no
todos, pero sí la inmensa mayoría. Ni qué decir de la mentira, usada como
excusa sin importar las consecuencias
propias o ajenas, porque de que las tiene… las tiene! La familia, como pilar de
la sociedad ha sufrido una descomposición
total, pero no a partir de 1998, sino
mucho antes. El “segundo frente” es algo “normal”; dejar hijos regados,
también “normal” y además, símbolo del mediocre “machismo” tan peligroso para
la sociedad. Mujeres que no quieren
quedarse solas y por falta de
marido, traen al mundo hijos sin padres; incluso hay una publicidad de métodos
fertilizantes donde inducen a la mujer a ese comportamiento!! ¿Qué tal? A los
padres les resulta más cómodo dar anticonceptivos a los hijos como algo “normal”
sin importar la promiscuidad ni las consecuencias, porque es más fácil ser
permisivos que dar ejemplo de formación y disciplina con amor a tiempo. ¿Y cuántos insumos no desaparecen de las
oficinas porque el ladronismo se convirtió en una tristemente celebrada “viveza
criolla”? A continuación, algunas frases
que en pensamiento o acción reflejan la añeja condición que delata a la gran mayoría de los venezolanos
(salvo pequeñas excepciones en las que
seguro se encuentre usted): “si me como la flecha, llego más rápido; Dame el del estribo que me lo llevo en el
carro; hay que ensuciar las calles pa’ que otros trabajen; Si me bajo de la mula, el fiscal me deja ir y no
me multan; Me voy a comer la luz roja. Amo a mi esposa(o) pero aquella (el)
está muy buena (o); Mejor dile una mentirita blanca que no se va a enterar. Lo
que nada nos cuesta, hagámosle fiesta” y muchas más. Entonces, ¿éramos
felices y no lo sabíamos o estábamos contaminados y no lo aceptamos? Éstas son
las consecuencias! ¿Se puede cambiar? Seguro!
Hasta la próxima!